Existe un libro, del año 1978, llamado “Diccionario del habla Chilena”. En este, se exploran todas las expresiones del lenguaje chileno que, a esa fecha, pertenecían a la cultura hablada y escrita.
Cuento corto; en un programa de radio de mi país, “Liberen a Nicolás”, el conductor se refería a los altos ejecutivos de sus auspiciadores como los “pechugones”.
pechugón, a adj. fam. despect. Dícese del que no tiene empaque, muy entrador, resuelto» osado, descarado.
Estas personas, generalmente, gerentes de grandes empresas chilenas, en ese entonces, poseían ciertas formas, palabras, entonaciones, etc., que los caracterizaban.
Desde aquel tiempo, y más allá de estas características específicas y con humor, para mi, los CEO, altos ejecutivos y gerentes, por mencionar a algunos, quedaron incorporados en la categoría de “pechugones”, más allá de su significado textual.
En cuanto entré a trabajar, allá por el año 2009, después de un tortuoso paso por la universidad, he tenido contacto con los pechugones de las empresas en las que trabajé. No me pregunten porque, pero siempre he logrado el acceso a las altas esferas del “poder” de las organizaciones. No me refiero a tener injerencia -propiamente tal jajajaja-, pero si muestran particular confianza al momento de comentarme algunas cosas que les son de importancia. A partir de todas estas conversaciones, y de mi sesión de ayer con mi psicólogo, en la que me hizo una par de preguntas muy interesantes, decidí escribir este artículo.
Las claves para hablar con un pechugón
Como les decía… hablar con un pechugón es un arte en si mismo.
Aquí van las 6 principales claves:
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El “pechugón”, es una persona como tu o como yo. La única diferencia, es que no puede decir lo que realmente piensa. Eso, siempre, puede ser utilizado en su contra. Por lo tanto, ciertas conversaciones, acerca de temas estratégicos, terceras personas, cosas familiares, sus emociones, ocurren entre líneas.
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Llévalo al terreno del relajo. Mientras más relajado esté, idealmente con los pies sobre la mesa, más dispuesto estará a escucharte. El truco está en generar confianza, y eso se logra demostrando dominio absoluto de lo que estás hablando. No importa el tema, ve preparado.
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Debes ir preparado. Para llevarlo a ese lugar, existe una, y solo una manera de lograr dicho objetivo: hacerlo sentir en confianza. Y, para eso, debes mostrar total dominio y conocimiento de lo que estás hablando. Sea lo que sea que quieras decirle, debes ir preparado.
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Nunca es una conversación cualquiera. Una reunión con un “pechugón”, aun que hubieses logrado el paso 1 y 2, no es una conversación cualquiera. Siempre, pero siempre, te está evaluando. Observando tus gestos, palabras y, sobre todo, tu seguridad en lo que dices.
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Aprende a leer la mesa Esto no es más que una manera elegante de “sacarle el rollo” antes de empezar a hablar. ¿En qué esta o estaba cuando entraste a la reunión? ¿Cuál es su actitud inicial al recibirte? y un largo etc. Te invito a leer 📖 el artículo de arriba 👆.
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Saber cuando retirarse. Un “pechugón” tiene muy poco tiempo. Además, de una capacidad de sostener la atención, en cosas que no le interesan, cercana a cero. Dicho de otra manera, debes saber cuando se aburrió de escucharte y utilizar el silencio, si es que quieres continuar con la conversación. Que quiero decir con esto; existe la tendencia -en las personas- a “llenar” los silencios. Por lo tanto, un silencio lo obligará a llenarlo o no. Esta última, es señal inequívoca de que se te acabó el tiempo.
🔥 Al "pechugón", le gusta hablar. Generalmente, porque las posiciones de poder son solitarias, silenciosas y cargadas de "personas que parecen estar interesadas".
Más allá de lo chistoso -o no- que es el concepto de “pechugones”, considero que es relevante entender que, ante cualquier persona con tiempos acotados, estas claves permiten sostener una conversación, por muy corta que sea, de manera efectiva.
En mi experiencia, los “pechugones” no han sido mala onda. Por el contrario, han demostrado una particular cercanía.
Dicho lo anterior, el séptimo y último punto, el más relevante de todos, es ser empático y demostrar tu genuino interés en lo que te está diciendo. Más allá de lo que quieras comunicarle en tu reunión con él o ella, como mencionaba anteriormente, la soledad de los cargos altos y el estrés, les dificulta conectar.
Y es por eso que, si genuinamente te interesas por lo que está diciéndote, además de aprender, tienes la cierta posibilidad de tener un aliado en la alta dirección de la empresa en la que trabajas.
Ahora, si tu “pechugón” de turno no sucumbe ante tus encantos, deberás encontrar nuevas formas de llegar a él o ella. Pero, eso lo reservaré para otro post.